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sábado, 7 de febrero de 2009

Prendió su motoneta (votaciones abiertas en la encuesta de la izquierda)

Para los que no sabían, tengo noticias: compré una moto, es negra ella, moto de monja, moto de marica, moto de niña, moto de yuppie, moto de sicario de enanos (o de sicario enano), ataúd sobre ruedas, todas las anteriores… como la quieran definir, ahí tienen la foto (el jetón que la maneja no soy yo, me bajé la imagen de internet). Me gasté todos mis ahorritos para poder movilizarme en esta hermosa ciudad de busetas asesinas, taxistas millonarios y transmiseria. Guardaré todas las precauciones pertinentes: me comprometo a no manejar bajo la influencia de ninguna sustancia y a ser cauteloso; en fin, los que me han visto manejar carro saben que no soy ni Montoya (el de Plaza Sésamo) ni Marge Simpson.
Ahora, el problema de fondo es, ¿cómo se va a llamar la moto? Durante esta semana recibo sugerencias: a mi despacho ya han llegado La Rapidita (idea de Chucky), Cuca (por lo negra), Érika (inspirada por la película Corra, Érika, corra), La virgen de los sicarios enanos (idea de mi primo Ricardo) y Lady Godiva (por lo varonil).
Envíen sus propuestas a la sección de comentarios o a mi mázinger, durante la próxima semana escogeré las mejores opciones y las pondré en la segunda gran encuesta La noche de los tajalápices para que el pueblo decida por mí, después iré a Bojacá a que me bendigan la motoneta.
Febrero 28: Tras un acalorado empate a dos votos entre varias posibilidades, me quedé con Gorroneta. Y que midiós me bendiga.

miércoles, 13 de agosto de 2008

1001 nicks que debe que ponerse en el Messenger antes de morir (justificación)

Cada día, algunos de mis amigos y yo gastamos nuestras últimas neuronas buscando un nick medianamente chistoso para identificarnos. Esta lista recopilará los mejores (o peores, dependiendo de quién los mire).

domingo, 10 de junio de 2007

Oda a la intolerancia

Lo que más deploro de los blogs es la opinión gratuita de algunos lectores. Si pretenden que uno les diga lo que quieren leer, pueden escribirlo ellos mismos, esto de blogger y wordpress y un montón de sitios más, es gratis, por si no lo sabían. Ahora, en equinoxio me encargaron hacer una columna en la que hablara de temas culturales, pero como yo no soy un fan de la ópera, la poesía, los gatos y el tango, en mi espacio hablo de rock, libros, personas y experiencias relacionadas con los ámbitos de la cultura en los que estoy involucrado. Pero parece que los lectores no entienden que la palabra “columna”, en este caso y a pesar del juego de palabras que yo mismo le apliqué al bautizarla “Escoliosis”, no se refiere al conjunto de vértebras que nos permiten mantener la espalda vertical.

En la última oportunidad escribí largamente sobre los Red Hot Chili Peppers, contando cómo los conocí y cómo he percibido la evolución de su sonido, en ningún momento dije que me parezcan malos, sólo que ya no me entusiasman. ¿Acaso tengo que decir que daría mi vida por ellos? Expongo mis argumentos, mis motivaciones, explico que empecé a escucharlos cuando tenía 11 años y ahora, a mis 26, conozco tantas otras bandas que me cuesta idolatrar a una sola. Pero no, para los intransigentes fanáticos de los RHCP que pusieron comentarios en mi nota, nadie puede decir nada malo sobre la banda, ni compararla con otras (así sea para decir que son mejores que esas otras), ni nada que ellos no quieran que yo diga. Aclaro que hubo unos comentarios muy acertados y admito que me descaché cuando nombré una canción que no era la que quería citar, pero por lo demás recibí ataques porque me limité a cumplir con mi deber como columnista: opinar.

Además, en la actualidad, entre algunos amigos estoy tomando un cierto halo de fascista y amargado porque me aburro con Manu Chao (amo a Mano Negra, pero el líder en solitario es demasiado predecible: parece que hiciera una sola canción por horas y tiene un tono trasnochado de Bob Marley mezclado con Piero que me parece insoportable), porque Harry Potter me parece malísimo (no he leído los libros porque no me interesa la magia o esas cosas esotéricas, pero las películas son chambonas, mal actuadas, llenas de secuencias gratuitas y todo se soluciona con la varita mágica), porque no apoyo las marchas universitarias (aborrezco a Álvaro Uribe y sus políticas, pero no creo que con carteles y arengas –hago énfasis en que el movimiento universitario NO es el que tira papas explosivas como dicen los noticieros uribestias– se vaya a solucionar nada, creo que deberíamos actuar más y quejarnos menos y, si el sátrapa nos clava el Plan de Desarrollo, tenemos que ponernos en la labor de sacar a la Universidad adelante, sin pedir limosna, y sin darles gusto a él y a los uniandinos que propusieron la ley) y porque no me gusta bailar (carezco de toda motricidad, entonces prefiero sentarme a beber y a hablar sobre cualquier idiotez que hacer el ridículo, pisar a mi compañera de baile y sudar como lechona tolimense esforzándome por mover rítmicamente mis pies, mi cadera y mis brazos al tiempo).

Así que decidí salir del clóset (todavía no del baúl rosado): soy intolerante. Si algo no me gusta, lo expreso y no me quedo callado, justamente por eso me dedico a escribir. No seré beligerante o activista, pero en mi cotidianidad quiero disfrutar lo que me gusta y no forzarme a cuadrar entre la gente y caerle bien diciendo que me encanta Shakira cuando en realidad la odio casi tanto como a Uribe. Entonces, ¡qué viva la intolerancia!

Mayo

El articulo que publiqué en mayo y que recibió mayor despliegue fue el de Don Juan. No había hablado sobre él porque estuve muy poco alicorado y llevaba un buen rato sin escribir, además la revista fue reemplazada por una portada más sensual (Marcela Gardeazábal, alias Marcela Mar, está mucho mejor dotada de voluptuosidades que el Mayor Rodríguez, con el respeto que me merece este amable señor). No me avergüenzo, escribí sobre “el Soldado del Año”, elegido por el Ejército Nacional de Colombia, y fue mi primer artículo para una portada. No lo hice sólo por el dinero, también porque me gustan los retos y así carezca de toda afinidad con un tema prefiero hablar de eso que del último disco que compré. De esta forma descubro facetas y personajes que jamás me hubiera preocupado por conocer.

No me quejo de la edición del artículo, fue acertada y cuidadosa (aunque me recortaron un par de frases fascinantes, los entiendo: el espacio era demasiado extenso), el editor es uno de los mejores periodistas del país (no es por lamber: con Fernando Gómez he publicado mi mejor artículo hasta la fecha, en la Gatopardo de noviembre de 2005). Mi problema fundamental con este reportaje sobre el soldado es que, por forzar un tono que la directora de la revista relaciona con Esquire, tuve que perder mi voz, sin caer en lugares comunes, pero mostrando una sola cara de un hombre, una situación y una región que tiene muchas contrapartes. De hecho, mientras hacía la investigación y hablaba con otras fuentes, descubrí que mi héroe me podía estar ocultando información y que las cosas no son tan loables y prístinas como me tocó pintarlas. Aunque sé que, salvo por mi madre, no tengo lectores que sigan mi carrera, pido excusas por haber dicho cosas de las que no estoy plenamente convencido, así esta explicación me cueste perder el Premio Simón Bolívar.

Por otra parte, en El Malpensante también publiqué una crónica, muy diferente al artículo anterior. A partir de una experiencia personal y tristemente real que viví por no ser de aquí ni ser de allá (me encarcelaron en México por tener un pasaporte mexicano expedido por la embajada de México en Colombia), exageré unos detalles, le metí chistes y frases que no son completamente fieles a los hechos, pero que son plausibles dentro del patético contexto en el que sucedió todo y, en conclusión, hice un cuento-crónica. Me divertí mucho escribiendo la obra y el resultado, después de casi un año esperando a su publicación, es muy satisfactorio. Camilo Jiménez fue el primer editor de la nota y luego Andrés Hoyos me hizo otras acotaciones con las que logré un tono muy depurado, sin perder mi personalidad y mi voz, del que (no se rían) me siento orgulloso. Ojalá pudiera publicar más cosas así: sin restarle méritos a lo de Don Juan, creo que el humor es mi camino.

lunes, 30 de abril de 2007

La noche de los tajalápices

Jamás pensé que iba a abrir mi propio sitio en blogger, pero el exceso de cerveza durante los últimos días me llevó a recurrir a esta vieja forma (con ínfulas de nueva) de escribir. Me suelo comunicar de otras maneras, pero gracias al consejo de Alberto Fuguet decidí usar esta en mis peores momentos. También publico esporádicamente en revistas como El Malpensante, Gatopardo, Zona de Obras y DonJuan, pero allá el filtro lo ponen los editores. De igual manera, tengo mi pretensiosa y casquivana columna en Equinoxio, pero me hacía falta este espacio para decir las sandeces que se me ocurran cuando el alcohol me nuble tanto que no pueda concentrarme ni siquiera viendo televisión.
Cuando publique algo en otros medios también remitiré a mis asiduos (suenan risas pregrabadas) lectores.
Y, advierto, si no van a hacer comentarios interesantes, con buena ortografía y apuntes divertidos, no pierdan su tiempo. No espero que sean displiscentes, con el típico "estoy de acuerdo". Tampoco espero ofensas gratuitas.
Ya seguiré apareciendo.