domingo, 16 de septiembre de 2007

Apocalípsur

Por estos días se estrena una nueva película colombiana, parte de la larga lista de largometrajes y cortometrajes que están saliendo a la luz en nuestro país gracias a los millonarios estímulos del Ministerio de Cultura. Está claro que las películas no son perfectas y que hay que tener paciencia para que esta industria vaya tomando forma y las abominaciones de Dago García sólo sean marginales. No es consuelo, pero incluso una industria tan respetada como la de España produce en su mayoría películas flojas. Que aquí lleguen las mejores, no significa que todo sea perfecto allá. Entonces, Colombia tiene derecho a embarrarla, a convencer a algunos pocos o no convencer a nadie, entre más películas hagamos, es más probable que encontremos una excelente obra en el panorama. Admito que desde La gente de La Universal no me he divertido tanto con una película colombiana, pero no he visto Sumas y restas (de la que todos hablan muy bien), entre otras; además, de las que he visto, El rey, La primera noche y El colombian dream me parecieron muy buenas. Este año me aburrí con Satanás y me tuve que salir de la sala con Buscando a Miguel, en cambio, me divertí mucho con Bluff, que sólo hasta la escena final se daña. Y ahora, por fin, llegó Apocalípsur.

Aclaro, para evitar suspicacias, que conozco hace casi un año a Javier Mejía, el director de Apocalípsur, y que he bebido varios galones de alcohol con él, pero con su película seré imparcial: tiene tantas cosas malas como cosas buenas, como Rozo y rezo empato, su ópera prima pasa raspando. Es una película de muy bajo presupuesto que sale bien librada en términos de producción, aunque pudo ser más cuidadosa con la época en la que sucede (como en Rosario Tijeras, al fondo se ven carros, edificios y ropa que no cuadran). Por el lado malo: el sonido y la música están muy crudos, la actuación de Maricela Gómez es postiza, el final le quita mucho a lo que se había construido en la hora y media anterior y el ritmo de la obra se estanca en algunos momentos. Por el lado bueno: los diálogos son honestos y divertidos, dos de los actores (Ramón Marulanda y Camilo Díaz, a quien dice Mejía que me parezco) son realmente convincentes, la estructura narrativa administra bien los hechos y personajes y, por último, el planteamiento deja ver otra cara de esta guerra eterna y se centra más en la amistad que en los traquetos, las tetas y el tastaseo. Eso sí, como dijo alguien sobre la película, a uno le rasca la nariz mientras la ve.

Vale la pena gastarle la boleta, pero sin sobredimensionarla con frases como “cinta alternativa de culto” (definición que le dio Mauricio Laurens), pues eso de convertirse en obra de culto no sucede por presentarse en muchos festivales o porque alguien proponga que la convirtamos en tal, eso lo forja el público y el que con los años la gente la siga recordando, como a Rodrigo D o a Pura sangre (la película de Luis Ospina, no la telenovela con Rafael Boboa). Apocalípsur está bien y puede ser un nuevo paso para el cine colombiano, ya dirán los años si es de culto o alternativa o, simplemente, una película más.

1 comentario:

carloszerpa dijo...

hola
veo que te interesa Frank Zappa
pues este es un blog sobre el maestro
www.planetazappa.blogspot.com
keep in touch
carlos ZZ zerpa